Ya me tocaba esta visita,
la tenía en agenda. El Jueves Santo, regresando del centro, tras ver un par de
pasos que sí salieron, Pasamos por La Florida. Todavía
con las ganas de tomarnos un Champagne, decidimos entrar en Abantal
En la barra nos ofrecieron un cava que
estaban copeando y que estaba estupendo, acompañado de unos aperitivos muy
buenos, tras dos copas decidimos hacer reserva para la comida del sábado. Lo
cual resultó acertado culinariamente. A la entrada, todas las mesas de sala
estaban ocupadas y había un buen ambiente, éramos 5 comensales y optamos por el
menú de degustación: aperitivos, 3 entrantes, pescado, carne, intermezzo y
postre. Lamento no anexar fotos de los platos, pero no las tomo a menos que me
lo autorice el chef. Ciertamente tampoco lo solicité, ya que sólo conocía a
Julio por referencia. He de decir, que la presentación de todos los platos fue de
muy correcta a impresionante, así como su calidad y porción. Del servicio, con
excepción del arranque, muy grato y correcto, tanto por el jefe de sala, como
por el personal y sumiller. Aventurada, variada y completísima carta de vinos. Dado
el misterio del menú, me decidí por un cava, quería un rosado pero tenían dos
en carta y ambos estaban agotados, así que la sumiller me recomendó un Recaredo
gran reserva 2004 que tenían en carta, xarello macabeo y chardonnay.
Al servirse, le faltó algo
de potencia, se formó una rápida espuma que desapareció igual de rápido y se
apreciaban escasos rosarios, aunque de muy alta calidad y finura. De color
amarillo ámbar con destellos atejados muy en línea con su edad. En nariz, una
fiesta de aromas invitantes y en boca muy agradable y bueno. Esto nos duró
hasta el tercer aperitivo, que fue un arroz caldoso con perdiz, quedando el
pescado, una carne (que sería un solomillo ibérico) y los postres; así que opté
por un vino que me gusta mucho, Marqués de Alella Allier 2010 (100% Chardonnay).
Fermentación y crianza sobre lías finas en barrica. Nuevamente no me decepcionó, al contrario me pareció superior al de la añada anterior. Vino de color amarillo pajizo con destellos y matices ámbar muy brillante, apariencia de alta untuosidad, gran complejidad aromática de floral/frutal lácticos y madera joven, en boca complementa la sensación olfativa y parece desarrollarse y adueñarse de todo el espacio bucal de una forma elegante y balanceada, dejando gustos de herbáceos y ligero balsámico con toque ahumado. Un gran vino.
Fermentación y crianza sobre lías finas en barrica. Nuevamente no me decepcionó, al contrario me pareció superior al de la añada anterior. Vino de color amarillo pajizo con destellos y matices ámbar muy brillante, apariencia de alta untuosidad, gran complejidad aromática de floral/frutal lácticos y madera joven, en boca complementa la sensación olfativa y parece desarrollarse y adueñarse de todo el espacio bucal de una forma elegante y balanceada, dejando gustos de herbáceos y ligero balsámico con toque ahumado. Un gran vino.
El intermezzo, muy acertado y con la
invitación de una copa de PX pasamos al postre y café, con la oportunidad de
conocer a Julio, quien salió de la cocina a visitar a los comensales que quedaban
en sala tras haber concluido el servicio.
En resumen, experiencia positiva. Sólo
hay que considerar que los precios son elevados, por lo cual será un local para
ocasiones especiales. Me encantaría que Julio y sus socios consideraran montar
un local versión Bistro, con vista a captar al público de todos los días que
busca esas pinceladas mágicas que ofrece Abantal.
Con eso concluyo esta entrada, ya que
nos fuimos a Arcos de la Frontera el sábado y domingo. Con Visita a mi amigo
Juan de El Castillo en
Medina Sidonia.
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